Los sistemas vivientes explicó Arnold no son como los mecánicos: los vivientes nunca están en equilibrio; son intrínsecamente inestables; pueden parecer estables, pero no lo son. Todo se mueve y cambia. En cierto sentido, todo está al borde del colapso.
Con tal de estar con Dios, ¿qué más da que sea de una manera o de otra? Puesto que realmente sólo le buscamos a Él, y no lo encontramos menos en la mortificación que en la oración -sobre todo cuando nos envía la enfermedad-, nos deben parecer tan buenas tanto la una como la otra