Quisiera mandarte únicamente palabras dulces y tiernas, de esas suaves como un beso que algunos saben decir pero que, en mi caso, se quedan en el fondo del corazón y expiran al llegar a los labios. Si yo pudiera, cada mañana tu despertar se vería perfumado por una olorosa página de amor.
Tengo el orgullo de lucir este uniforme de preso con ustedes, porque prefiero morir en una cárcel podrido y no estar perfumado y bien vestido con el cartel de traidor a la Patria y al Ejército