No me prives del arte de aprender a quererte, no me quites la magia de habitar en tu piel, pues mis labios de niña, sin tus labios de hombre, no serían capaces de besar otra vez.
El gran mérito de la magia y de la alquimia, su hija, era el postular la unidad de la materia, hasta tal punto que algunos filósofos del alambique habían creído poder asimilar ésta a la luz y al rayo
La primera regla de una escuela de hechicería es que ningún aprendiz, bajo ningún concepto, debe jamás rebelarse contra su Maestro.