Veamos ahora el desorden, lo que las gentes sensatas llaman desorden. Es la protesta del pueblo contra el innoble orden presente, la protesta para romper las cadenas, destruir los obstáculos y marchar luchando hacia un provenir mejor. El desorden es el timbre más glorioso que la humanidad tiene en su historia.
Los conceptos de orden y desorden son opuestos. Pero ya hace tiempo, el caos ha adquirido otro significado.
El amor es la actividad del ocioso y el ocio del hombre activo.
Nunca fui orgulloso o interesado y siempre estuve satisfecho con el puesto en el país en el que vivo y al que amo, nunca he buscado ni deseado otro puesto, pero ahora me es penoso estar aquí ocioso y no poder hacer nada por la patria acosada.
Para un emigrante, es país es ocioso a no ser que sea el suyo propio.
Si nuestra tarea es cruzar un río, no podemos hacerlo sin un puente o una embarcación. Mientras no se resuelva el problema del puente o de la embarcación, será ocioso hablar de atravesar el río. Mientras la cuestión de los métodos no esté resuelta, será inútil hablar de las tareas.