El reino de Dios no es algo que se aguarde; no tiene un ayer ni un pasadomañana, no llega dentro de mil años — es una experiencia en un corazón; está en todas partes, no está en ningún lugar...
Los seres humanos, que son casi únicos en su habilidad para aprender de la experiencia de otros, son también notables por su aparente aversión a hacerlo.