Sham Harga había llevado con éxito un negocio de comidas durante muchos años sonriendo siempre, no fiando nunca, y dándose cuenta de que la mayoría de sus clientes querían la comida correctamente equilibrada entre los cuatro grupos alimenticios: azúcar, gelatina, grasa y trocitos crujientes quemados.
Lo sabéis, es algo cómico: cada uno de estos cabrones que quieren legalizar la marihuana es judío. ¿Qué diablo les pasa a estos judíos, Bob? Supongo que es que la mayoría son psiquiatras.