Quienes necesitan matar algo para poder subsistir se desarrollan como criminales. Hasta ahora habían importado tendencias, cuando éstas se acabaron importaron la muerte continuando con la misma actitud de los plagiadores que los antecedieron. Es como decir que Beethoven, Van Gogh, San Martín han muerto. La pintura no ha muerto. ¡Yo estoy vivo!
En realidad me uní al movimiento porque me encanta matar gente, pero no se lo contéis a nadie.
Parece un absurdo que las leyes, esto es, la expresión de la voluntad pública, que detestan y castigan el homicidio, lo cometan ellas mismas, y para separar a los ciudadanos del intento de asesinar ordenen un público asesinato.
Ya me he cansé de hacer el primo. Hoy es primordial mi dignidad, voy a asesinar lo que he sido...