Un dolor como el que tienen los niños asustados, cuando despiertan en la noche oscura e impenetrable y sienten que están por completo solos...
Ningún poder humano puede jamás violentar el sagrario impenetrable de la libertad del corazón.
La piedad de los dioses, si existe, es para nosotros indescifrable o nos llega con el último aliento de vida. Nada se puede hacer para librarnos de su arbitraria tutela.
Los ojos bajos y como de paloma, tan apacibles y amables que es inexplicable el regocijo que causa verlos
¡Dios mío! ¡Dios mío! Quisiera ser capaz de descubrir lo que me ha sucedido. Pero... ¿Me atreveré? ¿Podré hacerlo?..Es una locura, tan fantástico, tan inexplicable e incomprensible...
La alternativa es inexorable: o soy viajero de las antiguas épocas, y me enfrento con un espectáculo prodigioso que me resultaría casi ininteligible o soy viajero de mi época, precipitándome en la búsqueda de una realidad desvanecida.