Lo que siguió entonces fue una exhaustiva comparación de detalles y un momento de pavoroso silencio cuando el detective y el científico llegaron a la conclusión de la práctica identidad de la frase común a aquellos dos rituales diabólicos pertenecientes a mundos tan diferentes y distantes entre sí.
Tuve que desalojar de mi cama, blasfemando, un pavoroso diccionario de industria en ¡treinta y siete volúmenes! Sentí en aquel momento el supremo hastío del libro.