Es verdad que no me quiero apuntar al ejército o manejar un torno en fábricas de repuestos. De todos modos, soy miope y psicópata. América, trataré de arrimar mi hombro de maricón.
Nuestras ilusiones no tienen límites; probamos mil veces la amargura del cáliz y, sin embargo, volvemos a arrimar nuestros labios a su borde.
Hay que ser un artista para entender a otro. Los críticos de arte no se parecen mucho a los grandes pintores.
Las personas creen entender las cosas porque se familiarizan con ellas. Este conocimiento es sólo superficial. Es el conocimiento del astrónomo que sabe el nombre de las estrellas, del botánico que conoce la clasificación de las hojas y flores, del artista que conoce la estética del verde y el rojo.
Amo el idioma español y pienso que es un poco parecido al alemán, notablemente porque ambos lenguajes tienen la misma pronunciación de la letra r. Podemos juntar ambos lenguajes como uno mismo. - Till Lindemann refiriéndose al idioma Español.
Es felicidad juntar el afecto con el aprecio; el amor introduce la lanza y al paso que ésta entra, sale la estimación.
Pero para asegurar la esperanza, para darle densidad, hay que participar en la acción, comprometerse en cuerpo y alma en la lucha nacional. Puede hablarse de todo, pero cuando se decide hablar de esa cosa única en la vida de un hombre que representa el hecho de abrir el horizonte, de llevar la luz a la propia tierra, de levantarse a sí mismo y a su pueblo, entonces hay que colaborar muscularmente.
Un escritor nunca debe comprometerse con los poderosos, con los gobernantes. Debe criticarles. Ese es su deber.