Mas nunca pude saber, a pesar de la lupa de aumento con que miraba y examinaba el poema acabado, qué brújula infatigable me había conducido en esta pequeña y grande odisea.
Otra con ella montaraz zagala juntaba el cristal líquido al humano por el arcaduz bello de una mano que al uno menosprecia, al otro iguala.
Galatea es su nombre, y dulce en ella el terno Venus de sus gracias suma; son una y otra luminosa estrella lucientes ojos de su blanca pluma, si roca de cristal no es de neptuno, pavón de Venus es, cisne de Juno.