Déjenme en paz, déjenme dormir una sola noche sin mojar de lágrimas mi almohada, sin sentir que mi cabeza está a punto de estallar y sin que ardan mis ojos. ¡Déjenme marchar, déjenme abandonarlo todo, y sobre todo este mundo!
Grítame con los ojos que se van a humedecer de felicidad.
No hay discurso dirigido a la multitud que no tenga el doble fin de aclarar la situación y de sugerirle algo a la masa.
Si Eva hubiera escrito el Génesis, ¿cómo sería la primera noche de amor del género humano? Eva hubiera empezado por aclarar que ella no nació de ninguna costilla, ni conoció a ninguna serpiente, ni ofreció manzanas a nadie, y que Dios nunca le dijo que parirás con dolor y tu marido te dominará. Que todas esas historias son puras mentiras que Adán contó a la prensa.
Puedo estar sola fregar platos leer libros construir frases escuchar y ser feliz sin mala conciencia.