En Despedazado por mil partes primero pensamos en otros productores, uno de ellos Gustavo Santaolalla. Nunca habíamos trabajado con uno, así que le fuimos a preguntar a Ricardo Mollo. Nos contó lo disciplinado que era, de la cantidad de temas que te pedía...
Es como preguntar por qué la Novena Sinfonía de Beethoven es hermosa, si uno no piensa que lo es, nadie se lo puede explicar.
Todo ocurre siempre porque sí, y de la manera que tiene que ocurrir, de la manera que puede ocurrir, ésa es la verdad. No vale la pena indagar los detalles, cuando ya todo ha terminado. Pero en lo esencial, en lo verdadero, sí que vale la pena indagar, porque si no, ¿Para qué he vivido? ¿Para qué he estado soportando estos cuarenta y un años? ¿Para qué te he estado esperando?
He temido siempre indagar a la razón, pero nunca a los hombres.
El aspecto más importante de mi personalidad en cuanto a la determinación de mi éxito ha sido mi autoridad para cuestionar la sabiduría convencional, dudar de los expertos y cuestionarme
Pero, desde que salió el Mac, nuestros sistemas operativos están basados en metáforas, y, por lo que a mí respecta, es legítimo cuestionar cualquier cosa con metáforas dentro.
La naturaleza de los sonidos es ser invisible, sin contornos precisos, con potencia para interpelar lo invisible o para hacerse mensajeros de los indelimitable.
La diplomacia soviética es una diplomacia proletaria, una diplomacia bolchevique; que aprovecha todas las contradicciones de los países imperialistas para ahondar sus disidencias y fortalecer el movimiento revolucionario internacional.
La poesía de lo auténtico sólo hace ahondar su nido de permanencias.
Pero el hombre, dado que vive sólo una vida, nunca tiene la posibilidad de comprobar una hipótesis mediante un experimento y por eso nunca llega a averiguar si debía haber prestado oído a su sentimiento o no.
No conocemos a los hombres cuando vienen a vernos; tenemos que visitarlos a ellos para averiguar cómo son.
Una ciencia de noble ejecutoria no necesita resolver sus problemas en breve plazo. Sólo los impacientes carecen de la facultad de investigar con calma y esperar que los hechos den la respuesta exacta.
Por regla general, los maestros son individuos ignorantes. Saben poco de psicología. Siguen el camino más fácil. Desde su punto de vista, el castigo archiva por lo menos la responsabilidad de investigar la causa. El castigo le asegura al maestro una vida tranquila. Lo abominable es que este sistema se aplica en escala universal, en las escuelas de todos los países.