Una colección de anécdotas y máximas es el mayor tesoro para el hombre de mundo que acierte a intercalar las primeras en su lugar debido, y a recordar las segundas en el caso oportuno.
Me inclino ante el recuerdo, ante el recuerdo de cada ser humano. Y no oculto la aversión que siento ante todos los que se toman la libertad de intervenir quirúrgicamente en los recuerdos, hasta que se parezcan a los recuerdos de los demás. (1970).
La crítica sólo debe intervenir después de haber discernido si la persona la aceptará o no, después que uno se ha hecho amigo de ella, de haber compartido sus intereses y de haberse comportado de manera tal que nos concede su entera confianza para que tenga fe en nuestras palabras.
Me faltan muchas cosas. No descarto la posibilidad de formalizar una relación, pero todavía estoy tratando de lograr otras metas, de seguir llevándole al público mi música.
Sospecho que se debería introducir otra forma de separación de poderes. También pienso, por supuesto, que tales transformaciones de las instituciones políticas deberán realizarse en el marco de los principios constitucionales hoy reconocidos, fundándose en el contenido universal de esos principios
El talento humano se atrofia cuando no puede introducir un elemento de juego en el ámbito del deber.
Sostenemos que el Estado es incapaz del bien. En el ámbito internacional, así como de las relaciones individuales sólo puede combatir la agresión haciéndose él mismo agresor, sólo puede obstaculizar el delito organizando y cometiendo un crimen aún mayor.
Los complejos son contenidos psíquicos que están fuera del control de la mente consciente. Se han escindido de la conciencia y llevan una existencia separada en el inconsciente, estando en todo momento dispuestos para obstaculizar o para reforzar las intenciones conscientes
Les presento una iniciativa de reconciliación cuya esencia es nuestro compromiso a detener las operaciones contra todos los países si prometen no ser agresivos contra los musulmanes o interferir en nuestros asuntos.
El desapego significa no sentir ningún remordimiento por el pasado ni miedo por el futuro; dejar que la vida siga su curso sin intentar interferir en su movimiento y cambio, sin intentar prolongar las cosas placenteras ni provocar la desaparición de las desagradables. Actuar de este modo es moverse al ritmo de la vida, estar en perfecta armonía con su música cambiante, a esto se llama iluminación.