Dentro de la economía de mercado cada uno sirve a todos sus conciudadanos y cada uno se sirve de ellos. Se trata de una sistema de intercambio mutuo de servicios y productos básicos, un mutuo dar y recibir.
Nadie habla en nuestra presencia del mismo modo que en nuestra ausencia. La sociedad humana está fundada en este mutuo engaño.
La base de todas las sociedades grandes y duraderas ha consistido, no en la mutua voluntad que los hombres se tenían, sino en el recíproco temor.
Los verdaderos cristianos dicen en su corazón: un cristiano verdadero es aquel que vive como Cristo o como enseña el Señor. De esta manera se unificarían todas las diversas iglesias y desaparecerían todas las disputas que surgen de la mera doctrina, sí, incluso el odio recíproco se eliminaría instantáneamente y aparecería el Reino del Señor sobre la Tierra.
El corresponsal se preguntaba sinceramente, en nombre del sano juicio, cómo era posible que hubiese gente que considerase divertido remar en un bote. No era una diversión; era un castigo diabólico, y hasta un genio en aberraciones mentales no podría inferir jamás que se tratase de otra cosa que de un horror para los músculos y un crimen contra la espalda.