Creo que el ensayo como género no presume de la certeza, al contrario, el lector se hace cargo del asunto. Es una invitación a la convivencia analítica; el lector lee para ver hasta dónde está de acuerdo con lo que está leyendo.
No basta pues, con cambiar al individuo, puesto que esta tarea es imposible si no cambian las reglas que ordenan la convivencia entre los hombres.