Durante toda la evolución del gasto ostensible, tanto de bienes como de servicios o de vida humana, se da el supuesto obvio de que para que un consumo pueda mejorar de modo eficaz la buena fama del consumidor, tiene que ser de cosas superfluas. Para producir buena reputación, ese consumo tiene que ser derrochador.
Hay en él un heroísmo solitario. Solitario porque nadie lo advierte y hasta el heroísmo más evidente pierde su valor si pasa inadvertido.
Es posible que la frase dictadura del proletariado no tenga sentido alguno. Tanto valdría decir; la omnipotencia de los conductores de autobús. Es evidente que si un conductor fuese omnipotente, no conduciría un autobús.
...el campesino y el artesano son pequeños productores en el sentido categórico de la locución, es decir, pequeños burgueses.
Es dulce ser la única fuente, la causa tiránica e inapelable de las grandes dichas y de la desesperación más honda de otro ser.
Por más que se lo destruya el poder del amor como servicio siempre resucita. Su fuente está más allá de toda indicación humana; es la paternidad amorosa de Dios fuente inalcanzable e incuestionable
Esa seguridad incuestionable que parecía tener en su derecho a ocupar en el mundo un lugar prominente, consecuencia de no haber tenido que prescindir en su vida de ningún tipo de ventajas.