La política fue en principio el arte de impedir a la gente meterse en lo que le importaba. En una época posterior agregósele el arte de comprometer a la gente a decidir sobre lo que no entiende
Quisiera sufrir todas las humillaciones, todas las torturas, el ostracismo absoluto y hasta la muerte, para impedir la violencia
La ley es la fuerza común organizada para obstaculizar la injusticia; y para abreviar, la ley es la justicia.
Los complejos son contenidos psíquicos que están fuera del control de la mente consciente. Se han escindido de la conciencia y llevan una existencia separada en el inconsciente, estando en todo momento dispuestos para obstaculizar o para reforzar las intenciones conscientes
... cabía la posibilidad de que los profesores hubiesen sido preparados y nombrados precisamente para obstruir en lo posible la aparición de hombres famosos, libres, y la ejecución de grandes, magníficas hazañas.
En otras palabras, una de las principales líneas de fuerza de las antiguas formas de consumo conspicuo consistía en frustrar cualquier intento del populacho por emular a las clases superiores.
El orgullo excesivo es un pecado corriente, pero que un hombre puede, con la misma facilidad, frustrar la voluntad de Dios por una excesiva humildad.
Seguir la política de avanzar en oleadas para extender el territorio bajo el régimen independiente, oponerse a la política de avance temerario.
Concentrar las unidades del Ejército Rojo para golpear, en el momento oportuno, al enemigo que las enfrentara, y oponerse a la división de las fuerzas afin de evitar que fuesen derrotadas por partes.
Ya habéis visto los duros epítetos que los órganos del gobierno han arrojado sobre esta manifestación. Se ríen de los derechos políticos, de las elevadas doctrinas, de los grandes ideales, befan a los líricos, a los retardatarios que vienen con sus disidencias de opinión a entorpecer el progreso del país.
Asesinar, incapacitar y amenazar a los inocentes deliberada y sistemáticamente para inspirar temor con fines políticos
A cada rato uno naufraga en lagunas educacionales. Cuando hay que detener un taxi uno piensa por qué diablos no enseñan a silbar desde el primer grado. O a desengrasar ollas, salir de un ascensor atascado, cambiar un caucho o llenar un formulario.
Callejear no es detener el tiempo, sino adaptarse a él sin que nos atropelle