No puede esperarse ventaja alguna duradera de la política moral, si ésta no se funda en los sentimientos indelebles en el hombre. Toda ley que se desvíe de éstos, encontrará siempre una resistencia contraria que al cabo vencerá, del mismo modo que una fuerza, aunque sea muy pequeña, si se aplica muy continuadamente, vence cualquier movimiento violento comunicado a un cuerpo.
El movimiento por la paz pide que la energía atómica sea utilizada con fines pacíficos en beneficio de la Humanidad.
Nuestro ideario no ha sufrido claudicaciones ni enmiendas, pues no somos de aquellos que por conseguir las veleidades del éxito momentáneo, reniegan de sus principios y mudan de piel con cada cambio de estación.
Mire, joven, no se preocupe nunca por la nacionalidad, ni por la religión, ni por el ideario político de ningún hombre. Preocúpese únicamente de que sea un hombre de verdad. Es lo único importante.
He comprobado que las críticas frontales y simples terminan siendo siempre reapropiadas por el discurso que se pretende combatir.
¿Hasta cuándo no entenderemos que solo sin reglamentos, sin trabas, sin privilegios particulares pueden prosperar la industria, la agricultura y todo lo que es comercial, abandonando todo el cuidado de su fomento al interés de los propietarios? Poesía-prosa, El discurso en las Cortes de Cádiz sobre la abolición de las mitas.
Liberarse de la creencia de que no hay libertad es en realidad ser libre.
No envidio ninguna cualidad de la mente o el intelecto en los demás, ni el genio, el poder, el ingenio, ni la fantasía, pero, si tengo que elegir la que sería más deliciosa, y según creo, más útil para mí, yo preferiría una firme creencia religiosa más que todas las demás bendiciones
Intentaron superar esta deficiencia (habla del espíritu científico) por medio de fuerza espiritual y física aplicada a través de tácticas kamikazes. La mentalidad no científica de los militares japoneses era también común al resto del país. Esta táctica compensatoria estaba condenada a ser suicida. Lejos de ser motivo de orgullo, debe quedar como una mancha sobre el pueblo de Japón.
La mentalidad técnica confina a la moral a un ámbito subjetivo, mientras que lo que más necesitamos es una moral pública que sepa responder a las amenazas que se ciernen sobre la existencia de todos nosotros.