Todos estamos -oh mi amor- tan llenos de retratos interiores, tan llenos de paisajes no vividos
Para escribir poemas, para ser un poeta de vida apasionada y romántica cuyos libros están en las manos de todos y de quien hacen libros y publican retratos los periódicos, es necesario decir las cosas que leo, esas del corazón, de la mujer y del paisaje, del amor fracasado y de la vida dolorosa, en versos perfectamente medidos, sin asonancias en el mismo verso, con metáforas nuevas y brillantes.
Son condiciones esenciales de toda traducción fiel en verso por lo que respecta al proceder mecánico tomar por base de la estructura el corte de la estrofa en que la obra está tallada; ceñirse a la misma cantidad de versos, y encerrar dentro de sus líneas precisas las imágenes con todo su relieve, con claridad las ideas, y con toda su gracia prístina los conceptos.
En los cómics, las imágenes son en general impresionistas.
La semana pasada, en Múnich, en la Literaturhaus, vi una exposición de fotografías de actores en muchas representaciones distintas: el conjunto de caras crea un espectáculo inédito. La ordenación de hechos diferentes produce un diseño nuevo, una historia nueva.
El conocimiento es sólo una de las representaciones de la existencia.
Quizás haya notado que en mis cuadros existen dos características: o bien se trata de superficies expansivas que se dilatan hacia el exterior en todas direcciones, o bien de superficies que se contraen y retraen hacia el interior en todas direcciones. Entre estos dos polos encontrará todo lo que tengo que decir.
Franela a cuadros es mi color favorito.