Ramón ya estaba perdido para la causa de la renovación desde un orden y sorprendía que militares de prestigio como Queipo de Llano secundaran sus veleidades republicanas, a sus años, con la misma ligereza que utilizaría para hacerse filocomunista un 'señorito aviador' como hidalgo de Cisneros.
... al sastre y aun al zapatero, lo estimarán más en todas partes, que no al hidalgo tuno, ocioso, trapiento y petardista.