¿Por qué, niños, no aprendéis las canciones? Las canciones sirven para elevarse, para atestiguar el propio valer, para aprender sociabilidad, para aprender a odiar, para servir en casa al padre y fuera de casa al soberano.
Un hombre como ése piensa que el miedo puede ganar lealtades. Muchos amos con un látigo pueden atestiguar que funciona. No se gana lealtad, sólo obediencia, y sólo mientras el látigo está presente.
La grandeza de una persona se puede manifestar en los grandes momentos, pero se forma en los instantes cotidianos.
La iglesia sólo es iglesia cuando existe para los demás. Para empezar, debe dar a los indigentes todo cuanto posee. (...) La iglesia ha de colaborar en las tareas profanas de la vida social humana, no dominando, sino ayudando y sirviendo. Ha de manifestar a los hombres de todas las profesiones lo que es una vida con Cristo, lo que significa ser para los demás.