Pequeña patria, dulce tormenta mía, canto ubicado en mi garganta desde los siglos del maíz rebelde: tengo mil años de llevar tu nombre como un pequeño corazón futuro cuyas alas comienzan a abrirse a la mañana.
Me encontré a mí mismo en la esquina de una calle, sopesando doce años de mi vida con un nudo en la garganta y lágrimas en los ojos, y no sabiendo hacia dónde ir