Aunque ellos mismos lo ignoren, ningún creador escribe para los otros, ni para sí mismo, ni mucho menos, para satisfacer un anhelo de creación, sino porque no puede dejar de escribir.
El lenguaje de cada poeta no es sino la personal versión de los contenidos impuestos por el creador a esa imponderabilidad intensamente oída. La obra de cada poeta remite al destino corrido por la presencia de lo esencialmente indiscernible el silencio extremo de lo real- en las manos laboriosas de su intérprete.
La verdad es que desde el principio me impresionó la forma en que mi padre llamaba la atención. Cada vez que venía gente de visita, él se paraba en mitad de la sala y la gente se impresionaba con su creatividad, sus animaciones cuando contaba una historia. Y yo quería ser igual. No pensé otra opción. Así quería conquistar el mundo. Quería ser como él.
Yo creo que nuestro padre celestial inventó al hombre porque se desilusionó con el mono...
El amor es el poder iniciador de la vida; la pasión posibilita su permanencia.
Las piezas del jardín eran manojos de jazmines y yo tatuada en mí tu barco divisé tu barco o elevación de vos o pensamiento en algún punto izado el cielo como matriz inversa... ¿Gravitarán las olas en tu cuerpo, siendo el deseo depresión en el montículo de sombra que da al sexo?
El hombre, por lo menos, es música; un tema magnífico que convierte también en música su vastísimo acompañamiento, su matriz de tormentas y estrellas. El hombre mismo en su condición es eternamente una belleza en la forma eterna de las cosas.