Son necesarios cuarenta músculos para arrugar una frente, pero sólo quince para sonreír.
Muy bueno y muy justo es que los hombres amen a sus mujeres y que les den gusto en todo cuanto no se oponga a la razón; pero no que las contemplen tanto que, por no disgustarlas, atropellen con la justicia, exponiéndose ellos y exponiendo a sus hijos a recoger los frutos de su imprudente cariño.
Si se siembra la semilla con fe y se cuida con perseverancia, sólo será cuestión de tiempo recoger sus frutos.
Son necesarios cuarenta músculos para arrugar una frente, pero sólo quince para sonreír.
¡Claro que un abogado puede encargarse de un caso así! El individuo tiene derecho a ser juzgado de acuerdo con muchos factores en relación con el acto confeso. Las circunstancias pueden afectar de manera vital el peso de las pruebas indiciarias. El acusado puede juzgarse, pero no puede sentenciarse. Sólo puede hacerlo el juez.
No tengo ni idea cómo me va a afectar la retirada ni lo que voy a hacer. Pero no tengo miedo. Por el contrario, hay muchas cosas que quiero vivir