Para que el amor fraterno sea realmente verdadero, debe ser tal que el bien de uno sea para el bien de todos, y el mal de uno lo sientan todos
Tenemos con Nos a los jóvenes, caballeros generosos de los más puros y nobles ideales. Y está con Nos el alma de esta vieja Europa, que fue obra de la fe y del genio cristiano. Con Nos la Humanidad entera, que espera justicia, pan, libertad, y no el hierro que mata y destruye. Con Nos aquel Cristo, que del amor fraterno ha hecho Su mandamiento fundamental.
El artista apela a nuestra capacidad para el deleite, para la admiración; a nuestra intuición del misterio que rodea la vida; a nuestro sentido de piedad, belleza y dolor; a la latente sensación de hermandad con todo lo creado, y a la sutil pero invencible fe en la solidaridad que une la soledad de innumerables corazones, y enlaza estrechamente a toda la humanidad.
Nuestro régimen, que es de hermandad y solidaridad, habrá de exigir cuantos sacrificios hagan falta a los que más tienen en provecho de los que ahora viven de una manera miserable