¡Oh hijo del Espíritu! Mi primer consejo es éste: posee un corazón puro, bondadoso y radiante, para que sea tuya la soberanía antigua, imperecedera y sempiterna.
No es necesario participar forzosamente en el gobierno. Limítate a cultivar la piedad filial y sé bondadoso con tus hermanos y ya estarás contribuyendo a la organización política.