¿Acaso no distinguís entre la devoción y la hipocresía? ¿Queréis tratarlas a ambas con igual idioma y rendir el mismo honor a la máscara que al rostro, igualar el artificio a la sinceridad, confundir las apariencias con las verdades, estimar al fantasma como, a la persona y a la moneda falsa como a la buena?
Así que ha sido un fantasma el que ha corrido los cerrojos -dijo Emily tratando de reírse de sus propios temores-, ya que dejé esa puerta abierta anoche y me la he encontrado cerrada esta mañana. Annette empalideció y no dijo una palabra.