Llaneza, muchacho, no te encumbres, que toda afectación es mala.
No es menester el arte donde sobra naturaleza. Sobra la afectación donde basta con el descuido.
¿Qué son nuestras facultades, sino una prolongación de nuestra personalidad, y qué es la propiedad sino una prolongación de nuestras facultades?
Las máquinas que se inventaron para servir al hombre en su tarea acabaron por adscribirle a su servicio; no eran ya, como las herramientas, una prolongación de su brazo, pues el hombre se convirtió en su mera prolongación, en un miembro periférico pegadizo y coadyuvante.