Pero hubo un estallido en las enseñanzas. Los hombres que sabían todo se deformaron como globos inflados. Reventaron. La vuelta a la especialización. Filósofos haciendo filosofía, críticos crítica, amas de casa tratando de cocina. La poesía para los poetas. Alegría de los que no saben y descubren.
Pregúntale a cualquier tío por su madre mientras está follando y podrás retrasar el gran estallido para siempre.
Deja de vigilar a tu alma; ¡mírala cómo sale de estampida al cielo!... Al menor descuido, envuelta en llamas, se suelta y se va hacia otros mundos. ¿De dónde vendrá esa súbita llamarada que la arroja al destierro en parajes celestiales mientras tú te quedas aquí, como victima junto a un cuerpo abandonado?
Todo cuanto veo a mi alrededor está echando las simientes de una revolución que es inevitable, aunque yo no tendré el placer de verla. El relámpago está tan a la mano que puede surgir a la primera oportunidad y luego se oirá un trueno tremendo. Los jóvenes tienen suerte, pues han de ver cosas magníficas.
¿No fue tu voz la que habló en mis Diez Mandamientos? ¿Quién temerá el fulgor de tu rayo, ¡Oh Señor!, si el trueno de tu cólera puede ser aplacado por el gorjeo de un pájaro?
A Fernández le pedí un vaso de agua y me tiró una anchoa.
Que no te engañen esas ratas de traje y corbata que tu dinero quieren, ya sabes muere o mata ya no me tiro a sociatas, al saber de mí como el que organizó el bukakke sobre Leire Pajín.
Supongo que dos premios Nobel son mejores que hacer un hoyo de un solo tiro
El que mejor tiraba caños era el Coco Rosl. Un día fui a su casa y me tiró un caño con una tortuga.