Cuando me senté bajo una extraña bóveda de árboles, con la nada como compañía, sin amor ni amigos, mi corazón se volvió de pronto hacia ti, y sentí tu amistad, un lazo suave sobre mis manos.
Amor escucha aún suave cuán triste su voz siempre me llama siempre sin respuesta mientras la lluvia cae ahora como entonces.