¡Es el camino de mi luna por encima de Dinamarca lo que hace resplandecer así mi cara!
Los países son como las estrellas: pueden resplandecer y brillar siglos enteros después de su extinción.
Ya no es solo en el fulgurar de los astros, sino en la más insignificante hierbecilla, ¿No vemos por ventura a Dios si nos dedicamos a descubrirle con la luz de la inteligencia?