Educar es adiestrar al hombre para hacer un buen uso de su vida, para vivir bien; lo cual quiere decir que es adiestrarse para su propia felicidad.
A la desgracia hay que enfrentarse con amor: él nos consolará y nos devolverá la alegría. El amor es el mejor remedio. En los pliegues del infortunio se esconde la felicidad, como el diamante en la grieta de la mina. Dejémonos instruir por la sabiduría del amor.
Nuestro método de formación es educar desde dentro, en lugar de instruir desde fuera: ofrecer juegos y actividades que además resulten atractivos para el muchacho, lo eduquen seriamente en el aspecto moral, mental y físico.
Me pregunto cómo es posible que persistamos en mantener tal abuso: en habilitar al tiempo como depositario de nuestra esperanza cuando es él – y solamente él – quien se encarga de defraudarla.
Me pregunto cómo es posible que persistamos en mantener tal abuso: en habilitar al tiempo como depositario de nuestra esperanza cuando es él quien se encarga de defraudarla
Educar es adiestrar al hombre para hacer un buen uso de su vida, para vivir bien; lo cual quiere decir que es adiestrarse para su propia felicidad.
Las artes marciales son la forma de vida del guerrero. Especialmente los oficiales deberían practicar estas artes, y los soldados deben también conocer esta forma de vida.
¿Qué nos pide el Señor para contribuir a la unidad de los cristianos? Orar constantemente, practicar la justicia, amar la bondad y seguirlo.
Educar es adiestrar al hombre para hacer un buen uso de su vida, para vivir bien; lo cual quiere decir que es adiestrarse para su propia felicidad.
Tienes que aprender a tocar tu instrumento. Después debes practicar, practicar y practicar. Y después, cuando finalmente estás en el escenario, olvídalo todo y ulula.
Todos los hombres tienen una natural e irrenunciable derecho a practicar el culto a Dios según los dictados de sus propias conciencias.
Educar es adiestrar al hombre para hacer un buen uso de su vida, para vivir bien; lo cual quiere decir que es adiestrarse para su propia felicidad.
Señores, es un torpeza pretender que en nosotros se corrija un vicio que ha crecido con la edad. Lo seguro es instruir a nuestra juventud en el modo de andar derechos, para que enmendando ellos este despilfarro enseñen después a sus hijos y se logre desterrar para siempre de nuestra posteridad este maldito modo de andar
A la desgracia hay que enfrentarse con amor: él nos consolará y nos devolverá la alegría. El amor es el mejor remedio. En los pliegues del infortunio se esconde la felicidad, como el diamante en la grieta de la mina. Dejémonos instruir por la sabiduría del amor.
Me pregunto cómo es posible que persistamos en mantener tal abuso: en habilitar al tiempo como depositario de nuestra esperanza cuando es él quien se encarga de defraudarla
Me pregunto cómo es posible que persistamos en mantener tal abuso: en habilitar al tiempo como depositario de nuestra esperanza cuando es él – y solamente él – quien se encarga de defraudarla.
La alegría, que es un derecho del pueblo, es imposible de ejercer cuando la miseria llega al cuello y desde el poder nadie ofrece ni siquiera la esperanza de disponer de un puesto de trabajo que nos devuelva la ilusión de vivir
¿Pero acaso - podríase objetar desde luego- renuncia un partido revolucionario a ejercer presión sobre la burguesía y su gobierno? Evidentemente, no.
Educar es adiestrar al hombre para hacer un buen uso de su vida, para vivir bien; lo cual quiere decir que es adiestrarse para su propia felicidad.
Educar es adiestrar al hombre para hacer un buen uso de su vida, para vivir bien; lo cual quiere decir que es adiestrarse para su propia felicidad.
Todos los hombres tienen una natural e irrenunciable derecho a practicar el culto a Dios según los dictados de sus propias conciencias.
Cuando estoy triste o preocupado por algo profesional, lo digiero, lo asumo, porque no hay una vida paralela en la que puedas practicar y después, si te gusta, lo pasas para la otra. Los problemas y los momentos malos, trato de asimilarlos para crecer y seguir adelante.