La libertad individual que la Gran Revolución había instaurado, condujo a una situación de igualdad abstracta en la que debía comenzar la explotación del trabajador libre para vender su fuerza de trabajo; una explotación más escandalosa, si cabe, que la que había tenido lugar en el Antiguo Régimen.
Cuando alguien pierde su trabajo, debe tener la oportunidad de comenzar de nuevo