Ser o no ser, ésta es la cuestión. ¿Es de más noble espíritu sufrir las arremetidas y los dardos de la adversa fortuna o por el contrario empuñar las armas contra un mar de adversidades y terminar con ellas haciéndoles frente? Morir, dormir, nada más.
La sociedad está cambiando de piel: no se va a disgregar por causa de ese fenómeno; muy por el contrario es su propia vida la que lleva a esos viejos envoltorios a deshacerse.
Los portugueses somos tiernos y poco intensos, al contrario que los españoles -nuestros contrarios absolutos-, que son apasionados y fríos.
El vino, mientras más se envejece, más calor tiene: al contrario de nuestra naturaleza, que mientras más vive, más se va enfriando.
El poder produce la división salomónica de la sociedad y del género humano entre aquellos que lo detentan y aquellos que lo sufren -por un lado, los que tienen el poder, lo ejercen, lo aman, lo desean, lo reclaman y casi siempre disponen de él, por otro lado aquellos sobre los que se ejerce.
En el Perú hay pocas personas de convicción, por otro lado sólo existe una patria rosa engañando que es roja.