La plegaria es la primera y la última lección para aprender el noble y bravío arte de sacrificar el ser en los variados senderos de la vida.
Ha sido la rebeldía indomable de miles y miles de salvadoreños, en su mayoría jóvenes y también niños como los de Chapultepec la que ha conducido a que la Nación pacte este nuevo consenso que asegura a todos sus hijos, iguales derechos de participación en la conducción del país.
Los auténticos actores son esa raza indomable que interpreta los anhelos y fantasmas del inconsciente colectivo.