Nada hay en éste mundo más digno de lástima que un hombre irresoluto que oscila entre dos sentimientos.
No hay nada más difícil de emprender, ni más dudoso de hacer triunfar, ni más peligroso de administrar que la elaboración de nuevas leyes.
El ocio representará el problema más acuciante, pues es muy dudoso que el hombre se aguante a sí mismo.