Los instintos naturales se pierden en estado doméstico
Una caridad que le considere como un animal doméstico mimado no será caridad, aunque le trate generosamente
Con el ceño endurecido desafío fríamente los mil dedos que me señalan, humillando la frente, cual manso buey, sirvo gustoso al niño.
No hay animal tan manso que atado no se irrite