Estoy seguro de que incluso en la cámara de gas, cuando el fluido letal los estuviera ahogando y convirtiendo en terror la esperanza de sus corazones, el viejo doctor les susurraría en un último esfuerzo que todo estaba bien y que todo iba a salir bien, para ahorrar a sus pupilos, al menos, el miedo ante el paso de la vida a la muerte.
La faz del doctor estaba yesosa, desencajada.
...no voy a hacer el camino universitario porque el estudio universitario es la muerte del arte. Los museos y los estudios universitario son la muerte del arte. Entonces, me voy a ir a hacer el arte. Que después me metan de momia en un museo ya vendrá; pero yo no voy a meter a nadie en un museo
El Campanil, cortándose sobre los oscuros pinares y en el luminoso raso del firmamento, es bello. Será siempre bello. Va a ser el símbolo universitario por excelencia, signo de rectitud y elevación, columna que difundirá en las almas goce, placidez y serenidad, flecha que apunta a la altura, como la filosofía, donde más allá de las nubes que amedrentan, triunfa la claridad celeste