Por mis sueños va/ ligero de equipaje/ sobre un cascarón de nuez/ mi corazón de viaje/luciendo los tatuajes/ de un pasado bucanero/ de un velero al abordaje/ de un no te quiero querer.
No había más que darle un toquecito ligero en la espalda de vez en cuando. Y cuando se daba la vuelta movía el trasero a saltitos de una manera graciosísima. Me encantaba. De verdad. Para cuando volvimos a la mesa ya estaba medio loco por ella.