En toda negociación, el hombre honrado está destinado a llevar la peor parte, mientras que la picardía y la mala fe se apuntan finalmente los tantos.
Es una cuña, vuelvo y repito, que le pone picardía y alegría y humor a la campaña. Los que están ofendidos son los antiuribistas. Es parte del juego porque le pone picardía y humor. Cada persona hace su campaña como quiere.