Podemos comparar la sociedad con una hoguera cerca de la cual se calienta la persona prudente, pero a la debida distancia y sin meter las manos en ella, como hace el necio. Éste, tras haberse quemado, huye al frío de la soledad y se lamenta de que el fuego queme.
El calentamiento y enfriamiento de la comida y la bebida respectivamente hacen al cuerpo caliente o frío en virtud del propio frió o calor de la bebida o la comida; y sin embargo estas cualidades no se convierten en partes integrantes del cuerpo.