La vocación de un escritor que es filósofo consiste, en resumidas cuentas, en contribuir al insomnio general. Y si estamos de acuerdo con ello, me parece que algo hice al respecto. Estoy ayudando a que no abunde el sueño. Quizá porque yo mismo soy un desvelado y no podría ser de otra manera.
La poesía es una visionaria y arriesgada tentativa de acceder a un espacio que ha desvelado y angustiado siempre al hombre: el espacio de lo imposible, que a veces parece también el espacio de lo indecible.
No uses el mismo estilo con mujeres de diferentes edades: la cierva cargada de años ve desde lejos los lazos peligrosos. Si pareces muy avisado a las novicias y atrevido a las gazmoñas, unas y otras desconfiarán de ti, poniéndose a la defensiva
Dar consejo al hombre avisado es superfluo; darlos al ignorante es poca cosa
A mí me llama la atención que la gente piense que vamos a mejor, y el mundo no va a mejor. Nuestro mundo, Occidente, Europa, donde estoy, donde me he criado, que viene de Troya, del Islam, de la Edad Media, del Renacimiento... ese mundo está listo de papeles, su mejor momento ha sido el siglo XX, y ahora estamos en decadencia, ya nunca va a ser mejor.
El mejor modo de equivocarse es tenerse a sí mismo por mucho más listo que los demás
Cada lector se encuentra a sí mismo. El trabajo del escritor es simplemente una clase de instrumento óptico que permite al lector discernir sobre algo propio que, sin el libro, quizá nunca hubiese advertido
El Hall había perdido su ritmo rutinario, y había un consuelo yo lo había advertido en otros hogares en duelo en las pequeñas tareas domésticas, realizadas a conciencia.
La ágil caricia de tus sedas era como una primavera perfumada...
El mundo no envejece, se renueva, se hace más puro, más ágil y sincero, y el porvenir es siempre joven.
Allí, oculta a los ojos extraños, han despejado la soleada falda de un monte, de cara al mediodía, y en ella crecen vides dispuestas en ordenadas hileras. Al recordar la belleza de aquel lugar se le parte el corazón. Hombres, mujeres y niños se desplazan lentamente por el viñedo, con los cinco sentidos puestos en el cuidado de las cepas.