En la elección de esposa, como en un plan guerrero, equivocarse una sola vez significa la derrota irreparable.
El Leñador de Hojalata sabía muy bien que no tenía corazón, razón por la cual se esforzaba más que todos por no ser cruel con nada ni con nadie. Ustedes los que poseen corazón tienen algo que los guía y no necesitan equivocarse manifestó; pero yo no lo tengo y por eso debo cuidarme mucho. Cuando Oz me dé un corazón, entonces ya no me preocuparé tanto.
Romper con una tradición (...) que ha permitido a España resolver un famoso 23 de febrero y tantas cosas de elementos de estabilidad en estos años, ciertamente de transiciones difíciles, es desvariar
(Todo por embarrar el recuerdo de Marisa contra los muslos de otras).