Todo boliviano que quiera sentir la realidad geográfica de su Patria, la misión histórica de nuestro pueblo, debe empaparse de las ideas de Jaime Mendoza.
En absoluto hay que sentir más vergüenza ante los hombres que ante uno mismo ni hacer algún mal si nadie va a saberlo con más motivo que si van a saberlo todos los hombres, sino que uno debe sentir vergüenza especialmente ante uno mismo e inculcar este principio en el alma como para no hacer nada incoveniente.
Tratarse mal sin enfadarse es una de las mayores delicadezas de la verdadera amistad. Que puede ser superada por otra delicadeza: la de tratarse siempre bien.
Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.