No abandono mis esperanzas, por absurdas e irrealizables que sean. Continúo creyendo en la bondad innata del hombre. No se puede construir sobre la base de la muerte, la miseria y la confusión
Quiero gloria y por ella abandono hoy mi patria, mañana mi felicidad, un día la vida. Quiero que digan: En esa isla nació un hombre que amó la verdad, que anhelaba la justicia, que buscaba la ventura de los hombres.
La libertad no es un hecho de aislamiento -como lo entienden los anacoretas-, sino de reflexión mutua, no de exclusión, sino al contrario, de alianza, pues la libertad de todo individuo no es otra cosa que el reflejo de su humanidad o de su derecho humano en la conciencia de todos los hombres libres, sus hermanos, sus iguales.
Mientras más largo sea el tiempo que la URSS permanezca rodeada por un medio capitalista, más profunda será la degeneración de los tejidos sociales. Un aislamiento indefinido provocaría infaliblemente, no el establecimiento de un comunismo nacional, sino la restauración del capitalismo.
Es una gran riqueza para el hombre vivir parcamente y con ánimo sereno, porque así no tendrá jamás penuria del poco
Y yo pregunto a los economistas políticos, a los moralistas, si han calculado el número de individuos que es necesario condenar a la miseria, al trabajo desproporcionado, a la desmoralización, a la infancia, a la ignorancia crapulosa, a la desgracia invencible, a la penuria absoluta, para producir un rico
No hay credulidad tan ansiosa y ciega como la credulidad de la codicia, que es, en su medida universal, la miseria moral y la indigencia intelectual de la humanidad.
Soy yo quien no busco la riqueza; el mando militar lo rechazo; la fornicación la aborrezco; no me dedico a la navegación llevado por codicia insaciable; huyo de la vanagloria. Veo que uno solo es el sol para todos, una sola también la muerte, ora a través del placer, ora de la indigencia
El mayor infortunio del hombre de letras no es quizá el hecho de ser víctima de las intrigas y la envidia de sus colegas y el verse despreciado por lo hombres poderosos, sino el verse juzgado por los necios.
Se puede olvidar a Dios en los días felices, pero cuando el infortunio llega, siempre es preciso volver a él.
Mi soledad consciente mira las hermosuras inútiles del mundo
Siempre me fascinó la idea del Robinson Crusoe. Me lo regalaron siendo muy chico, debo haberlo leído más de veinte veces. El Eternauta, inicialmente, fue mi versión del Robinson. La soledad del hombre, rodeado, preso, no ya por el mar sino por la muerte.
En este mundo, nada hay tan cruel como la desolación de no desear nada
En tiempo de desolación nunca hacer mudanza. (Ejercicios espirituales EE318).