Los reyes antiguos tenían el corazón compasivo, por ello practicaban una política igualmente compasiva. Cuando con un corazón compasivo se practica una política igualmente compasiva, el gobierno del mundo es tan fácil como hacer girar algo en la palma de la mano.
Nunca se sabe qué encontrará uno tras una puerta. Quizá en eso consiste la vida: en girar pomos