El amante más dispuesto a arrostrar los peligros, es el preferido siempre. En el paseo, en la iglesia, en el teatro, las españolas hablan con los ojos a quien quieren; poseen este seductor lenguaje a la perfección.
Nunca una palabra indiscreta escapará de mis labios para comprometer a nadie. Me sobra firmeza de ánimo para arrostrar el trance final. Prefiero sin vacilar una muerte gloriosa a cubrirme de oprobio delatando a persona viviente
No ser nadie más sino tú mismo, en un mundo que está haciendo todo lo posible, día y noche, para hacer que tú seas alguien distinto, significa luchar la más dura batalla que cualquier ser humano pueda enfrentar y nunca dejar de luchar.
Señora presidenta, no mienta más, le pido de corazón que no haga enfrentar al pueblo. Si mañana no hay solución, el martes empiezan las acciones.