Cuando me senté bajo una extraña bóveda de árboles, con la nada como compañía, sin amor ni amigos, mi corazón se volvió de pronto hacia ti, y sentí tu amistad, un lazo suave sobre mis manos.
Caminos circulares de la selva, una sola bóveda verde, movimiento cósmico, un eterno retorno en la renovación vegetal