El ser humano que quiere alcanzar la perfección debe mantener la serenidad y la calma, sin permitir que una pasión o un deseo circunstancial se entrometa en su espíritu.
Contra la idea de nuestro siglo, la idea de la relativo, circunstancial y aleatorio, que va de James Joyce a Albert Einstein, aflora hoy un medievalismo de valores absolutos -como si hubiera de eso-, incontaminados, perfectos.
Una nación no es conglomerado accidental y efímero, sino una comunidad estable de hombres
Nada es accidental en el universo -ésta es una de mis Leyes de Física- excepto el propio universo entero, que es Accidente Puro, divinidad pura.
¿Debería basarse el progreso de la ciencia en la coordinación casual de los trabajos de científicos con talento guiados por su intuición, o en el trabajo en equipo de investigadores que se ayudan entre sí y combinan su trabajo conforme a un plan preconcebido, pero flexible?
¿Qué casual que casualmente pasen tantas casualidades?
A menos que uno le diga adiós a lo que ama y a menos que viaje a nuevos lugares, uno sólo puede esperar un largo desgaste y una eventual extinción.
Yo sé que siempre se sigue delante y que nos llenamos de otros nuevos días y al eventual transcurrir de las tardes un día vi el batir de las alas de ayer, más no partió tu recuerdo incensante y aún me despierto al eco de tu risa, de vuelta atrás donde a veces estás pero, ¿qué hago con tanto que nunca se fue?
Lo primero que hay que hacer para conducir es tener la masa, ya que para hacer guiso de liebre lo primero que hay que tener es la liebre. Primero hay que formar el contingente que se va a conducir, porque con el conductor solo no se conduce nada. La conducción es posible cuando existe el objeto que se ha de conducir.